lunes, 27 de septiembre de 2010

Cumpleaños de Jamie y Pablo


Todo empezo con un fantástico desayuno estilo
 americano con la magníficas Pancakes de Alex
Ya era 11 de septiembre del 2010 y el primer cumpleaños de Pablo fuera de casa había comenzado, pero no solo. Acompañado de su amada Clara y con la más que apreciada visita de sus amigos desde Washignton DC, Alex y Jamie, la cual venía a celebrar el que fuera también su cumpleaños.
Pablo cumplía 20, Jamie 23 y la aventura no hacia más que empezar.

¡¡¡¡¡¡Qué maravillosos paseos por el río y el puerto!!!!!!
Nuestras piernas empezaron a recorrer la ciudad de Boston, paso tras paso, disfrutábamos de las más que bonitas vistas de esta pequeña pero agradable ciudad.
Risas tras risa, y sintiéndonos Clara y Pablo anfitriones de nuestro nuevo hogar.

 En las fotos se muestra la alegría desbordada, nuestras sonrisas no son más que que un mero reflejo de nuestra felicidad. Nuestra inigualable belleza se perdía entre las calles de Boston guiada por nuestros pasos.


 Daba comienzo nuestra más que merecida cena, disfrutamos en un bonito restaurante como buenos burgueses de una magnífica langosta, eso si, no podian faltar las patatas.



La hazaña de comerlas
no fue nada sencilla, acompañados de un útil utensilio nos lanzamos a por ello como si de oro se tratara.




Cuántas risas nos echamos al dar a conocer que habíamos comido excremento de langosta, (quién diría que alguna vez diríamos "macho que rica está esta mierda")



Se acercaba la hora del fuego y la ceremonia, tras una deliciosas cena nos dirigimos a nuestro humilde palacio y nos pusimos manos a la obra con los preparativos.


Jamie y Pablo, con un año menos de vida, pero lo que es más importante, con un año más de experiencia se disponian a soplar la llama que da paso a una nueva etapa. 

Clara en su momento de gloria
 Clara como una devora chocolate se lanzó a por su trofeo. En el momento en el que las papilas gustativas se enfrentaron a la lluvia de sabores que despedía el pastel, el tiempo se paró, no importaba la celebración, era ella y su pastel, en ese momento no había nada más en el mundo.

Triste fue el momento de la última cucharada.





Esta estampa refleja que incluso en los jardines de Harvard puedes encontrar a personas inteligentes

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